... cartas reclusas ...
En los tiempos que corren el papel quedó aparcado, son el wathsapp, internet, facebook…las nuevas tecnologías que lo sustituyen y con las que solemos comunicarnos; pero existen lugares donde la felicidad depende de recibir o enviar una.
Uno de esos lugares es la cárcel…
En el comedor del módulo de mujeres 1 está Yessi con sus cartas, una es de su compañero también preso y la otra es ella quien le escribe no con pocas faltas de ortografía.
Al girarme otra de las reclusas sostiene en su mano una carta que lee con lágrimas en los ojos, quizás de sus hijos, de su marido, su compañer@...
Unos minutos antes, mientras conversábamos con Rocío, nos dice que su familia no la escribe, para ella es señal de que se han olvidado de que está allí, a pesar de estar pagando condena por no delatar a su hermano en el juicio. Antes de irnos Rocío nos pide que le digamos a Mario que la escriba desde fuera, que le envíe al menos una postal…
Cartas, sobres con el remite “intermodular”, palabras, letras, tinta…
Al salir pienso que ya no usamos las cartas para comunicarnos, que eso quedó atrás… pero allí dentro las cartas se convierten en el modo de comunicación entre l@s reclus@s y también es la manera de estar comunicado con el mundo exterior…un mundo que mientras estás ahí dentro ha quedado parado, un paréntesis, a veces eterno, en la vida de cada una de ellas.
De nuevo una lección de aprendizaje de las cosas sencillas
Marga